Al abordar los nexos entre la educación, la sociedad y la cultura, deben quedar esclarecidos los principios esenciales en los que se fundamenta esta relación.
Se trata ahora de deslindar o conectar a la educación con una de las acciones del sistema de la promoción cultural devenida en ocasiones en su sinónimo, pero que a nuestro modo de ver, tiene personalidad propia y características particulares que la distinguen ya que se basa en dinámicas bien exclusivas a tenor de los objetivos que se propone.
Las actividades que se realizan en el ámbito de la Animación sociocultural son variadas, es decir, podemos encontrar actividades que van desde cursos formativos hasta actividades para el tiempo libre o lúdicas. Los programas de ASC son dirigidos a todas las personas (niños, mujeres, adultos mayores etc.) para prevenir y mejorar ciertas falencias, tales como drogadicción, embarazo adolescente, educación de adultos, sedentarismo, entre otros.
El educador diferencial se encuentra capacitado para trabajar como animador sociocultural, lamentablemente esto no es una práctica común, debido a la falta de recursos o más bien a una mala repartición del presupuesto en las municipalidades, ya que, prefieren recibir ayuda voluntaria o reutilizar los mismos recursos humanos que ya poseen.
Hay que tener presente que la ASC esta fundada a base de dialogo desde una mirada democrática, para buscar participación, innovación, autonomía, para conseguir una transformación social y cultural de una forma creativa y consiente, respetando la identidad de cada cultura.
NO ES UNA EDUCACIÓN DIRECTIVA: Esta práctica señala una barrera infranqueable, una definición de papeles entre el animador y el animado, entre el agente y los destinatarios, donde el segundo es el recipiente en el cual el primero va introduciendo sus ingredientes: un poco de manualidades, otro poco de formación social, unos aditamentos de idiomas, otros de expresión corporal, de historia y de creatividad.
NO ES CONSUMO CULTURAL: La animación no es popularizar el consumo de los valores dominantes, de productos culturales. La democratización cultural supone una práctica de difusión y desarrollo de un acerbo cultural no asequible al conjunto medio de los ciudadanos, pero que no posibilita el que éstos articulen sus propios medios para generar expresiones propias de acción cultural
NO ES UN ENTRETENIMIENTO: La sociedad actual valora cada vez más el tiempo libre. La progresiva emancipación de la mujer, la desocupación de los jóvenes, el desarrollo tecnológico, el adelanto de la jubilación y la prolongación media de la vida tienden a aumentar el tiempo libre. Esta realidad es importante y se debe tener en cuenta al elaborar los diseños de Animación Socio-Cultural, pero no puede convertirse en su eje fundamental. Las actividades de animación tienen que avanzar en un contexto amplio de sensibilización, participación y responsabilidad en la vida cotidiana.
NO ES LA UTILIZACIÓN DE UNAS TÉCNICAS ASÉPTICAS: Junto a la Animación Socio-Cultural se están utilizando una serie de técnicas muy diversas como la dinámica de grupos, relaciones humanas, roles y planificaciones. No podemos olvidar que la animación socio-cultural puede utilizar técnicas diversas, pero no son válidos por sí mismos si no se proyectan con unas metas claramente definidas.
NO ES SÓLO UNA ACCIÓN GENEROSA: La Animación Socio-Cultural implica grandes dosis de militancia y generosidad. No obstante, la acción cultural no puede estar asegurada por las disponibilidades e ilusiones de distintos agentes. En una sociedad tan compleja como la actual y con una serie de costes tan elevados, sino es a través de la suma de recursos humanos, técnicos y económicos, la animación sociocultural puede estar sujeta a los vaivenes de la suerte.
NO ES UNA SUMA, NI SÓLO UN CONJUNTO DE ACTIVIDADES: En muchos programas de acción sociocultural aparece una relación de actividades que, más que intervención y cambio de la realidad, constituyen una lista de oportunidades o menú cultural. No significa rechazar la validez de estos actos sinó caer en la más vulgar “actividad”, programando sin relación ni perspectiva de conjunto.
NO ES UNA POLÍTICA INSTITUCIONAL ASFIXIANTE: En muchas ocasiones se observa como las instituciones de la administración central o local, sus organismos cercanos, patronato, casas, centros, fundaciones, etc. Establecen unas políticas de acción sociocultural que regulan la actividad asociativa de su entorno y quitan la iniciativa a las asociaciones culturales más humildes.
NO ES UNA IMPORTACIÓN DE MODELOS: La Animación Socio-Cultural, al ser un campo relativamente nuevo, corre el riesgo de importar modelos de otros lugares sin adaptarse al contexto concreto.
NO ES UN NEGOCIO: Como el hecho cultural ha alcanzado un cierto desarrollo, está apareciendo la posibilidad del negocio cultural. Partimos del supuesto de que toda animación sociocultural necesita de un soporte económico porque supone una dedicación de medios, tiempo y recursos. Además, todo proceso de transformación colectiva implica también unos niveles de educación económica como signo de valoración.
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Nadie nace siendo animador aunque la disposición de determinadas cualidades básicas facilitan este ejercicio profesional.
