miércoles, 26 de mayo de 2010

Animación Socio-Cultural.


Por la amplia difusión que la animación sociocultural ha tenido en Francia, España y América Latina, y por los nexos indisolubles que en esta última se le distinguen con relación a las prácticas de Educación Popular, que han tenido en Paulo Freire y Carlos Núñez sus principales impulsores, la animación se equipara hoy por muchos a la promoción sociocultural e incluso se utilizan ambos términos de manera indistinta para referirse a ella.

Para nosotros no son sinónimos; si al hablar de la promoción la concebimos como sistema de acciones, al referirnos a la animación sociocultural la abordamos como conjunto de acciones, que dentro del sistema de la promoción cultural, están dirigidas a organizar a las personas para la autogestión del desarrollo sociocultural comunitario, con un alto nivel de protagonismo y perdurabilidad a través de una pedagogía participativa.

La palabra animación tiene un doble sentido etimológico; por un parte animar puede entenderse como incitar a la acción (animus), por otra puede considerarse como infundir vida(anima).

Según P. Moulinier la segunda acepción se aviene mejor a la concepción de la animación sociocultural, pues infundir vida significa mediar, ponerte en relación con tu entorno y esto la dota de un carácter dinámico e instrumental que define una relación horizontal enfocada al movimiento, a la acción.

Otros autores como J. A. Simpson, declaran que entre estas dos acepciones se da una convergencia conceptual clara, entendiéndolas como binomios relacionales: individuo-sociedad y adaptación-transformación, donde "anima" y "animus" son claves hermeneúticas (interpretativas) de un mismo fenómeno.

Los componentes elementales o elementos básicos del fenómeno de animación son: una acción específica, suscitada por un tipo de animador, que inciden un grupo concreto, con una determinada intencionalidad. En este sentido la animación puede acentuar tanto lo educativo, lo cultural, como lo social, siendo estos tres sus ámbitos básicos de actuación.

La modalidad educativa de la animación se dirige al desarrollo personal, a la transformación de actitudes como el sentido crítico y la responsabilidad; convirtiéndose en un proceso de concienciación, sensibilidad, motivación e incentivación, con una metodología centrada en la persona y que actúa desde instituciones educativas ya existentes o creadas a tales fines.

La definición de que la educación, junto a lo social y lo cultural, constituye uno de los factores determinantes para el surgimiento de la animación, obedece a la transformación de la educación afectada por un reciente desbordamiento en el espacio -de la educación formal a la no formal- y en el tiempo -de la educación temporal a la permanente-.

Por consiguiente, mientras que la ampliación espacial coloca a la educación ante la necesidad de abrirse al entorno, la dilatación de ésta en el tiempo supone un replanteamiento del problema de la motivación en sujetos situados ya fuera del ámbito de las presiones institucionales y familiares ante la formación.

Frente a estas dos urgencias de la educación actual, la animación sociocultural cumple una función propedéutica, de cara a una nueva función de la educación. Por los espacios y las técnicas que utiliza, junto con la actitud no autoritaria con la que los usa, la Animación supone para la educación un intermediario entre la institución educativa y el entorno, siendo a la vez un elemento motivador en sí mismo para el inicio y mantenimiento de procesos educativos permanentes.

La función que puede aportar la animación a la educación viene determinada por los nuevos retos a los que esta tiene que enfrentarse en su actual crisis de crecimiento espacio-temporal. En síntesis cumple con una triple tarea: motivadora, creativa y participativa, de cara a una educación integral e integrada en el medio. Es la triple dimensión de la animación educativa (motivacional), cultural (creatividad) y social (participación), la que se pone al servicio de la educación.

Teniendo en cuenta lo anterior, la educación y la cultura se muestran como una realidad indisoluble, admitiéndose el carácter dinámico e integrativo de sus factores específicos, respecto de la construcción individual y colectiva del hombre.

En estos momentos, la animación asume propuestas que, estando relacionadas con los aspectos éticos, políticos, de organización comunitaria, de comunicación humana, de desarrollo personal de las actitudes y aptitudes individuales y colectivas, de metodología activa y no directiva, etc., ocupan un lugar importante en las teorías y experiencias de renovación educativa y pedagógica. Existen objetivos generales y específicos donde la animación sociocultural y las alternativas pedagógicas coinciden, sosteniéndose y validándose a partir del convencimiento del papel de los hombres en la modelación de su existencia.

La animación sociocultural se proyecta con una finalidad eminentemente educativa desde una nueva relación pedagógica, haciéndose explícitas en sus metas individuales o sociales de liberación, la participación y la democracia cultural, la innovación y la transformación social, la identidad cultural, la creatividad colectiva y el desarrollo autónomo e integrado.

El carácter bidireccional de la animación sociocultural lo vemos reflejado en su aplicación al mundo escolar en tanto se torna en instrumento de la escuela cuando esta aprovecha las técnicas motivacionales de aquella y la escuela a su vez puede ofrecer un buen servicio a la animación en tanto se abra al entorno y ponga sus recursos al servicio de las necesidades detectadas en él, contando con la participación de la respectiva comunidad.

Esta fusión enriquecedora de la escuela y la comunidad tiene como objetivo básico enraizar la escuela en la realidad comunitaria del entorno, implicar al estudiante en la vida de la comunidad y ofrecer las posibilidades y recursos de la infraestructura escolar.

La intervención socioeducativa.

Intervenir se refiere a intervención, interposición e intermediación desde una postura de autoridad de un elemento externo, entre dos partes, con la intención de modificar el funcionamiento de un proceso o sistema en una dirección dada. La intervención es un proceso de interferencia o influencia y persigue un cambio.
La intervención social se centra en problemas o cuestiones que se dan en el seno de sistemas o procesos sociales complejos, multifacéticos y dinámicos, partiendo de un estado inicial dado e intentando alcanzar un estado o estructura final definida por uso objetivos que incluyen la resolución de los problemas y/o el desarrollo del sistema social (y a través de él de los individuos que lo forman) aplicando integradamente estrategias y técnicas interventivas a varios niveles, desde un estilo activo de prestación de servicios y con criterios organizativos centrados en la atención integral de la persona.

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